El pueblo hebreo se podía dividir en dos grandes partidos: los saduceos y los fariseos. Los saduceos eran los nobles, la casta política y sacerdotal dominante y que tras la llegada de los romanos procuraron estar de su parte por propia conveniencia, no creían en una vida después de la muerte. Dios premiaba las buenas acciones en esta vida y si ellos eran poderosos y ricos era por simplemente porque ése era el deseo de Dios. El pueblo no los apreciaba por su sumisión a Roma que suponía anteponer las costumbres romanas a las judías.
https://revistadehistoria.es/imperio-romano-el-triunfo-del-cristianismo/
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